Xa q'ana jal

Solapas principales

The importance of maize to Mayan cultures is well represented in the Popol Wuj. Below we provide insights from other primary and secondary sources so that readers may appreciate the profound technological and sociohistorical implications of maize cultivation in daily life and spiritual paths, including the creation of the first human beings -- "las primeras gentes creadas y formadas," B'alam Ki'tze', B'alam Aq'ab', Majuk'utaj, e Iq'i B'alam (Colop 2011: 130).

Although the exact date of the beginning of corn cultivation in Mesoamerica is still uncertain, scholars have estimated that it was widely cultivated in northern Belize by 3400 B.C.; however, this date leaves some 2400 years between the first traces of nomadic agriculture in the region and the appearance of early sedentary Maya cultures founded on the systematic cultivation of maize (García Marín 102-103). In his study of the use of plants in Classic Mayan cave rituals, Christopher T. Morehart highlights the correlation between the intense population growths seen during the Late Classic period and the expanded distribution of Chapalote-Nal Tel, a group of maize varietals featuring short ears and eight to twelve rows of kernels. Specifically, as Morehart proposes, the shorter maturation period of those varietals would have allowed the potential for multiple harvests per year and a higher annual yield of maize (7).

Technology plays a crucial if often overlooked role in the development and expansion of Mayan civilizations. Of specific interest here are two separate but related technological discoveries that most significantly impacted the successful growth of Mayan societies: the production of lime and the development of nixtamalization, the process through which limewater is used to remove mycotoxins from maize. Scholars such as Michael D. Coe have convincingly argued that without the development of the nixtamal process, the establishment of settled civilizations in Mesoamerica would have been difficult, if not impossible (13). As Michael Blake points out, the routine consumption of non-nixtamalized maize can result in severe protein and vitamin B deficiency; however, “ancient Americans must have solved this problem…because otherwise they would not have been able to rely on maize” as the primary nutritional source of their diet” (184). Lori E. Wright also notes that the process substantially increases the calcium content in maize, which remains the primary source of calcium in many modern Mayan communities (206). Thus, the transformation of maize was an essential discovery that allowed for the sustained nourishment of Mayan peoples and ultimately enabled permanent communities to be established. In addition, as Isabel Villaseñor Alonso and Luis Barba Pingarrón point out, the production of lime used in the nixtamalization process was no minor accomplishment, as:

“Lime production requires the empirical understanding of the transformations that the calcareous material duffers during its production, as well as that of the fire domain and of the obtainment and control of high temperatures to reach high efficiency in chemical changes that occur during calcination. Due to the time exposed and the high temperatures required for this material, lime production is a fuel and labor force activity” (12), (translation by Sofía Marrero).

Thus, the notion of hombres de maíz at the center of the Popol Wuj is not only indicative of the spiritual significance and respect that the Maya have for maize; it also speaks to the importance of the technological advancements perfected by early Mayan communities to ensure the development and subsequent expansion of their civilization.

La importancia del maíz para las culturas Maya está bien representada en el Popol Wuj. A continuación, proveemos información de otras fuentes primarias y secundarias para que los usuarios puedan apreciar las profundas implicaciones tecnológicas y sociohistóricas del cultivo del maíz en la vida diaria y en los caminos espirituales, incluyendo la creación de “las primeras gentes creadas y formadas,” B'alam Ki’tze’, B'alam Aq’ab', Majuk’utaj, e Iq’i Balam (Colop 2011: 130).

Aunque la fecha exacta del comienzo del cultivo de maíz en Mesoamérica todavía no es bien conocida, los eruditos han estimado que tal planta era extensamente cultivada en el norte de Belice en los 3400 B.C.; sin embargo, esta fecha deja unos 2400 años entre los primeros rastros de la agricultura nómada en la región y la apariencia de las culturas mayas sedentarias tempranas fundadas en la cultivación sistemática de maíz (García Marín 102-103). En su estudio del uso de las plantas en los rituales clásicos de las cuevas mayas, Christopher T. Morehart (2011) destaca la correlación entre los intensos crecimientos de la población observados durante el periodo Clásico tardío y la distribución ampliada de Chapalote-Nal Tel, un grupo de varietales de maíz con mazorcas cortas y de ocho a doce hileras de granos. Específicamente, como propone Morehart (2011: 7), el periodo corto de maturación de esos varietales podría haber permitido el potencial para múltiples cosechas cada año y una mayor tasa de rendimiento anual de maíz.

La tecnología juega una parte crucial, aunque a menudo se pasa por alto, en el desarrollo y expansión de las civilizaciones mayas. De interés especifico aquí son los dos descubrimientos tecnológicos separados pero relacionados que más impactaron el desarrollo exitoso de las sociedades mayas: la producción de la lima y el desarrollo de la nixtamalización, el proceso mediante el cual se utiliza agua de lima para eliminar las micotoxinas del maíz. Los eruditos como Michael D. Coe (1994: 13) han argumentado convincentemente que, sin el desarrollo del proceso de nixtamalización, el establecimiento de civilizaciones asentadas hubiese sido difícil, si no imposible. Como señala Michael Blake (2015: 184), el consumo rutinario del maíz no nixtamalizado puede resultar en deficiencias severas de proteína y vitamina B; sin embargo, “los americanos antiguos deben haber resuelto esto... porque de lo contrario no habrían podido depender del maíz” como la fuente de nutrición primaria de su dieta. Lori E. Wright (1999: 206) también nota que el proceso aumenta substantivamente la fuente primaria del contenido de calcio en el maíz, que todavía es la fuente primaria de calcio in muchas comunidades modernas maya. Por lo tanto, la transformación de maíz fue un descubrimiento esencial que posibilitaba la nutrición sostenida del pueblo maya y al final permitió que sus comunidades permanentes fueran establecidas. Además, como señalan Isabel Villaseñor Alonso y Luis Barba Pingarrón (12), la producción de la lima usada en el proceso de nixtamalización no fue un logro menor, porque:

“La producción de cal requiere del entendimiento empírico de las transformaciones que sufre el material calcáreo durante su producción, así como también del dominio del fuego y de la obtención y control de temperaturas altas para lograr alta eficiencia en los cambios químicos que se llevan a cabo durante la calcinación. Debido al tiempo de exposición y a las temperaturas altas que requiere este material, la producción de cal es una actividad demandante de combustible y fuerza laboral” (12).

Por lo tanto, la noción de los hombres de maíz encontrada al centro del Popol Wuj no es solamente indicativo de la significancia espiritual y el respeto que los mayas tienen para el maíz; también habla de la importancia de los avances tecnológicos perfeccionados por la comunidad maya temprana para garantizar el desarrollo y la expansión posterior de su civilización.

Nombre analítico: 
XA_Q'ANA_JAL
Género: 
male
Ortografía de Ximénez (quc): 
xaꜫana hal zaquihal vtiohil xa echa racan veab vinac
Ortografía de Ximénez (es): 
solo fueron mazorcas amaríllas y blancas su carne, y solo comída fueron sus brazos; y piernas de los hombres
Ortografía de Recinos: 
hombres de maíz
Ortografía de Colop: 
Xa q'ana jal, / saqi jal utyo'jil; / xa echa' raqan, / uq'ab' winaq
Ortografía de Christenson: 
Their flesh was merely yellow ears of maize and white ears of maize